Friday, February 9, 2018

Buenos Aires: la imaginada versus la vivida. Taller de de Vínculos Interculturales Un espacio de transición entre culturas

Amanecer desde un piso 13 en Boedo. Mi primer hogar en Buenos Aires. 
Buenos Aires: la imaginada versus la vivida.

Fotografía y texto por Sonia Sánchez

Hace muy poco, en medio de las imponentes montañas que rodean la capital colombiana, imaginaba a Buenos Aires como una ciudad bohemia en la que un bandoneón se lamentaba marcando el ritmo melancólico que, según decían, caracterizaba a Buenos Aires. En realidad no sabía nada. No conocía de los símbolos que hoy considero imperdibles como el Obelisco o Caminito. Ni siquiera intuía que a pesar de parecer tan fríos, los argentinos tuvieran la sangre tan caliente por el fútbol, el mate, los sindicatos y el amor a la pasión.

Sin embargo, sí conocía la universidad de Palermo “otra forma de estudiar” que acompañaba los inicios y finales de “Los Simpsons” en la televisión por cable, “Verano del 98”, “Grande pa”, los mejores comerciales televisivos,  Maradona y la arquitectura con estilo europeo que se alcanzaba a ver en las películas. Oía que los argentinos eran prepotentes y “cañeros” o como aprendí a decir después: “chamusheros”. Luego, me di cuenta de que la prepotencia era un orgullo tomado con humor y que muchos encontraban en el “chamullo” tan solo una forma de relacionarse.

Un día escuché que eran una población con tendencia a la depresión. La ciudad bohemia se me volvió confusa y la imagen de una Argentina orgullosa por parecerse a Europa se distorsionó. No paraba de preguntarme, si no están guerra y se están recuperando económicamente ¿Cuál puede ser su problema? ¿Por qué están tan tristes si ya tienen mucho más de lo que busca la gente de mi país?, ¿será más añoranza de un pasado dorado que tristeza de su presente?, ¿querrán volver a Europa y no ser más latinos?, ¿qué piensan y sienten realmente?

Y ¿cómo percibe esto un europeo?, ¿o un latino que intenta alejarse de la huella conquistadora?

Aunque vivo hace un año en Buenos Aires, en realidad aún no lo comprendo. Pero, ambas caras de la ciudad me ayudan a mantener viva la apuesta por revelar el misterio de este juego cultural. Y tú, ¿qué sientes por Buenos Aires?, ¿por tu país? ¿por el mundo?