Súper enérgico y encantador, como suele ser, en el mítico Teatro Colón, abarrotado de tonada venezolana, Gustavo Dudamel no dejó ninguna duda de su talento. Derrochó miel con su participación en conjunto con la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, que interpreta piezas clásicas que no son reconocidas mundialmente (para así rescatarlas del letal olvido). En este concierto, además de Ravel, versionaron a Chávez (México).
Al finalizar, entre composiciones venezolanas, tangos y mambos, el público no podía parar de aplaudir y Dudamel de reír.
Decenas de banderas de Venezuela fueron agitadas con emoción. Al lado de mí a un japonés se le salieron las lágrimas.
Quedó demostrado: a pesar de todo, en Venezuela SÍ HAY.
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Daniel Duque (fotos y texto)